Las alertas alimentarias son especialmente importantes en el ámbito de nuestro obrador o cocina, y están íntimamente ligadas con el concepto de trazabilidad. Si nos encontramos con una situación de estas características, debemos tener claro cómo debemos actuar para que el riesgo se minimice. En este artículo exponemos las dos grandes situaciones que pueden darse, y cómo podemos proceder en cada caso.
Las alertas alimentarias se dan en aquellos casos en los que se detecta un peligro en un alimento o proceso que forma parte de la cadena alimentaria y que puede suponer un riesgo para la salud de las personas.
Como puedes suponer, la normativa establece una serie de obligaciones para todas las partes involucradas, con el objeto de minimizar el impacto del riesgo y, en la medida de lo posible, evitarlo en su totalidad. En cualquier caso resulta un requisito indispensable reaccionar de forma rápida y eficiente, evitando que cualquier producto en mal estado llegue a los consumidores finales.
Aquí entra en juego especialmente el plan de cada empresa de APPCC, así como las redes de alerta de cada comunidad autónoma -en el caso de España-, o el resto de redes de los países latinoamericanos. A nivel internacional, debemos destacar el sistema de alertas implementado en la Unión Europea, el RASFF.
Recuerda que Recipok puede ayudarte a llevar los registros APPCC, si bien el plan mencionado debes desarrollarlo de manera independiente, puesto que no depende de un software de gestión sino de las características de tu propio negocio.
La aplicación de nuestro plan de calidad y de APPCC puede llevarnos a detectar una alerta alimentaria directamente en el seno de nuestro obrador o cocina.
En estos supuestos somos nosotros los obligados a comunicar a las autoridades pertinentes esta situación a la mayor brevedad posible. Asimismo, debemos disponer de nuestro plan y llevarlo a cabo, ayudándonos de la trazabilidad que debemos llevar de manera obligatoria.
En este punto destacaremos algunas obligaciones básicas que podemos llevar a cabo mientras contactamos con un profesional que nos asesore. Recuerda que las autoridades públicas nos pueden -y deben- ayudar en estos casos, por lo que nunca se recomienda ocultar una situación potencialmente peligrosa.
En este sentido y según lo establecido en el artículo 19 del Reglamento (CE) Nº 178/2002 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 28 de enero de 2002 las principales obligaciones de los operadores económicos en el marco de la red de alerta son:
Es importante destacar el carácter proactivo de nuestra actuación, que nos servirá para demostrar ante la posterior inspección de sanidad que hemos hecho lo posible para minimizar el riesgo. Esta actuación deberá ser, además, acorde a nuestro plan de calidad y de APPCC.
Si la alerta procede de un proveedor debemos seguir igualmente los pasos anteriores, si bien algunos de ellos ya se habrán dado por la empresa que haya detectado la incidencia, o por la propia autoridad sanitaria.
En estos casos nos suministrarán la información relativa a la trazabilidad de los productos que formen parte de la incidencia alimentaria. Con esta debemos ser capaces de identificar las elaboraciones que contienen los mismos, por lo que la trazabilidad implementada en nuestro obrador o cocina jugará un papel fundamental.
Los puntos descritos en el apartado anterior son aplicables igualmente, por los que nos referimos a ellos. Recuerda, además, que debes seguir lo establecido en tu plan APPCC, ya que te ayudará a gestionar la alerta con eficacia.
Como has podido observar hay dos conclusiones que resultan de gran interés en la actuación que debemos llevar a cabo.
En primer lugar es necesario tener implementada la trazabilidad con anterioridad a que suceda una alerta alimentaria. Como no sabemos cuándo puede ocurrir, la trazabilidad deberá estar en funcionamiento en nuestro obrador o cocina en todo momento. Te recordamos que, si tienes dudas sobre cómo llevar a cabo este seguimiento, los técnicos de Recipok pueden ayudarte.
En segundo lugar hay que destacar la importancia de la rapidez en la respuesta. Esto es así no solo para evitar que el impacto de la incidencia sea elevado, sino también para poder demostrar ante sanidad que hemos actuado de manera profesional y rápida, minimizando así las consecuencias legales que puedan darse hacia nuestra empresa.
