Cuatro generaciones, un mismo obrador. Así es la Pastelería Rico, que regenta Fidel Rico. La pasión pastelera de esta familia empezó en 1913, hoy en día Fidel sigue con la tradición familiar, manteniendo los mismos principios: calidad, innovación y aprendizaje. Hoy, en Recipok, tenemos el placer de conocer más sobre Fidel y su pastelería.
Pregunta: ¿De qué manera ha transformado la pandemia tu negocio?
Respuesta: Ha habido un cambio radical. Cada semana era algo diferente. Al final a nosotros nos cambiaba tanto el horario como el modelo de negocio. Antes de la pandemia teníamos un modelo de negocio y después cambió completamente, solo teníamos venta al público y, poco a poco empezó el delivery, de forma un poco forzada porque la gente no podía salir a la calle.
Todo lo que teníamos en venta de restauración, un modelo de negocio bastante importante en nuestra pastelería, se redujo a cero, así que tuvimos que poner a gente en el ERTE y fue desagradable en ese sentido.
Lo bueno es que no paramos y pudimos continuar con nuestra actividad. Otra cosa positiva, dentro de lo malo, fue que mucha gente que no nos había probado porque tenían una percepción de producto caro o de que no era de su estilo, nos probó. No todo el mundo se echó a la calle a llevar delivery, pero nosotros sí que nos esforzamos y al final la satisfacción fue esa, la gente nos probó, les gustó y ganamos algunos clientes que no teníamos antes.
Algo curioso es que las tartas, que en la época de confinamiento y posteriores restricciones, eran pequeñitas, de cuatro o cinco raciones, pasaron de nuevo a ser de 10, 15 o 20 raciones. En navidades volvieron las restricciones y volvimos a trabajar la venta despacho. Ahora parece que volvemos un poco a la restauración.
P: ¿Crees que la pandemia ha servido para que la gente vuelva a comprar productos de calidad en pastelerías?
Sí, es otra de las cosas positivas. Las pastelerías que apostamos por calidad, buen producto y servicio creo que tenemos unos valores que nos van a ayudar a coger más fuerza, se nos valorará un poco más y saldremos mejor de lo que estábamos.
P: Me imagino que este asunto habrá significado una prueba de estrés importante para muchas panaderías y pastelerías ¿Cómo de importante crees que es una buena gestión en cuanto a la formación de profesionales pasteleros y panaderos?
Yo creo que es un pilar muy importante. Tan importante como saber hacer un buen croissant, un buen pastel o una buena crema. Yo creo que la gestión es súper importante. Yo desde el 2010 empecé a interesarme por la gestión empresarial. Porque hasta la fecha todo eran cursos de pastelería, panadería y chocolatería. Y sí, sabía hacer pastelería y bollería pero no teníamos ni idea de cómo llevar un negocio, entonces eso mermaba un poco la gestión de nuestro negocio y el avance. Nos costaba avanzar porque no sabíamos por dónde íbamos económicamente ni posicionalmente en el mercado. Entonces empecé a hacer cursos de dirección de empresas de hostelería y pastelería y me motivé a continuar en esa faceta.
P: A la hora de definir los precios de los productos ¿qué crees que es más importante?
Lo más importante es el valor que le estamos dando a nuestro producto. Evidentemente, si damos un croissant de cualquier manera y lo cobramos muy caro no lo van a comprar. Pero si le vas a dar un valor añadido a tu producto, una buena materia prima, una presentación en un packaging original y cuidas los detalles de tu pastelería para que la gente se sienta a gusto, creo que eso es muy importante para que tengamos ese margen para poder continuar con el negocio.
P: El uso de las nuevas tecnologías y de programas como Recipok ¿consideras que son necesarios para el sector?
No. Necesarios no. Imprescindibles. Las nuevas tecnologías, aunque al principio son costosas, son básicas para definir los precios, para controlar el stock, la trazabilidad, facilitar el trabajo, etc. Al principio le dedicas más tiempo, porque tienes que aprender y hacerte con los programas, pero al final vas a ganar tiempo que necesitamos para nuestra vida.
Creo que las nuevas tecnologías, igual que las maquinarias nuevas nos han ayudado a trabajar mejor, son herramientas básicas para rentabilizar nuestro negocio y tener una mejor calidad de vida.
