Las vitrinas forman parte de la imagen de nuestros comercios. Además, cumplen diversas funciones. Sirven como carta de presentación de nuestros productos, los conservan en las condiciones adecuadas, cumplen determinadas funciones de higiene… Sin embargo, no les prestamos la suficiente atención. De hecho, una vez realizada la inversión inicial, generalmente nos limitamos a limpiarlas periódicamente. Saber si debemos cambiar nuestra vitrina es algo muy importante para nuestro negocio y el mantenimiento de nuestro producto, ya que, en caso contrario, podemos llegar a perder rentabilidad. Pero, ¿cómo saber si debo cambiar la vitrina? ¿En qué fijarme si quiero comprar una vitrina?
¿Tu vitrina es antigua? Puede estar utilizando gas obsoleto
La tecnología de las vitrinas ha evolucionado mucho a lo largo del tiempo. Uno de los cambios más relevantes, además de los materiales utilizados, es la forma de enfriar su interior. De hecho, todavía existen muchos negocios con vitrinas que utilizan gas R-404A, actualmente en proceso de obsolescencia.
Si es este tu caso, no tienes por qué cambiarla. No obstante, cualquier problema que se presente con tu vitrina refrigerada cada vez será más difícil de reparar, ya que no podrás utilizar el mismo gas. Es conveniente, en estos casos, pensar en cambiar a una vitrina moderna ya que, además, ganaremos por el camino otras ventajas y mejor rendimiento energético.
Por otro lado, y sin dejar de lado este tema, los nuevos gases son mucho más eficientes y baratos. Así, la reposición del gas en la actualidad es más económica, no están incrementados con impuesto y ayudan a proteger el medio ambiente, un punto a favor de la renovación de nuestras vitrinas.
Vitrinas antiguas, reparaciones constantes
Si tu vitrina es antigua, es decir, si tiene 15 años o más, sabrás a lo que nos referimos. Es cierto que existe la idea generalizada de que los productos actuales no duran tanto como los que se fabricaban hace años. Si bien en algunos sectores esta afirmación puede ser real, no lo es tanto en el sector de las vitrinas refrigeradas. O, por lo menos, no con proveedores de calidad contrastada.
En cambio, las vitrinas antiguas tienden a fallar debido al desgaste de sus materiales. Conforme pasa el tiempo este tipo de fallos surgen con más frecuencia, por lo que las reparaciones se suceden de manera periódica. Si tu vitrina es antigua debes analizar la inversión que realizas en este mantenimiento, porque una renovación puede suponer un ahorro en este aspecto y sufragar, en parte, la nueva maquinaria. Comprar una vitrina, en estos casos, puede ser una solución adecuada.
Unidad condensadora de alto consumo
Cualquier profesional que utilice maquinaria de refrigeración es consciente de la cantidad de energía que se consume diariamente. En este sentido, la maquinaria antigua tiende a ser cada vez menos eficiente. Un condensador con un mantenimiento pobre, ventiladores en malas condiciones, o un sistema eléctrico con un acusado desgaste incrementan la cantidad de energía necesaria para alcanzar la temperatura óptima. Este problema se incrementa en aquellos casos en los que la vitrina ha funcionado a temperaturas muy elevadas -35 o más grados- y de manera constante, ya que el compresor sufre un alto estrés que termina reduciendo su capacidad para generar y mantener el frío.
Todo ello sin contar las probabilidades de que, en estos casos, la maquinaria falle y sea necesaria una reparación.
La evolución en este aspecto ha sido la de simplificar la maquinaria interna y, con ello, la electricidad necesaria. Una renovación de la vitrina puede significar un ahorro de costes muy elevado, sobre todo en aquellas actividades que requieren de su funcionamiento constante. Debemos valorar, en este sentido, el ahorro de comprar una vitrina frente a tener una tecnológicamente desfasada.
Iluminación con luz fluorescente, calor y consumo elevado
Las vitrinas que tienen 15 o más años montan, habitualmente, luz fluorescente en su interior. Esta, por su naturaleza, genera más calor que las actuales LED, consumiendo, además, mucha más energía. El calor generado por la luz debe ser compensado con la refrigeración, creando una retroalimentación que desemboca en un aumento del consumo energético.
El aislamiento térmico como fuente de gasto
El aislamiento térmico ha sufrido una evolución constante pero firme. En la actualidad, las vitrinas son más eficientes, dejando escapar menos frío e impidiendo de manera más eficaz la entrada de calor. Todo ello sin contar vitrinas que montaban, como aislantes térmicos, bloques de poliestireno, completamente en desuso en virtud de otros materiales mucho mejores como la inyección de poliuretano expandido.
Además, el paso del tiempo degrada este tipo de materiales, convirtiendo la vitrina en una fuente de frío hacia el exterior.
Y, por supuesto, no podemos olvidar el cristal con el que ha sido confeccionada nuestra vitrina. Ahora se puede contar con cristales de cámara, bajo emisivos o es posible que nuestra elección no fuera la mejor en el pasado, bien por limitaciones presupuestarias, bien por un mal asesoramiento. Además, los costes se han reducido, siendo ahora más asequibles las opciones más eficientes y de mayor calidad.
Si queremos comprar una vitrina, la elección de una vitrina de calidad y la renovación de las que tengamos anticuadas, puede ayudarnos a corregir esta ineficiencia, permitiéndonos ahorrar dinero de forma constante.
Frontales anticuados que ofrecen mala imagen
¿Te has preguntado por qué los clientes encuentran más atractivo un comercio frente a otro? Muchas veces no es por el producto en sí, sino sencillamente por la imagen que ofrecen al exterior. Y los frontales de nuestras vitrinas forman parte de dicha imagen.
Salvo que nuestro comercio explote esta imagen ‘vintage’, suele ser una causa relevante y nada despreciable de pérdida de clientes. Es en estas situaciones cuando se preceptivo el cambio de nuestras vitrinas, las cuales serán capaces de dar un nuevo aire a todo nuestro comercio.
¿Por qué una vitrina antigua nos cuesta dinero?
Todos tenemos claro que la renovación de nuestras vitrinas conlleva una inversión. Lo que no tenemos tan claro es si esta inversión es superior o inferior a la rentabilidad que, con el paso del tiempo, nos van a proporcionar. La experiencia en el sector nos indica que, en el caso de vitrinas con una antigüedad superior a 12 años, el retorno de su renovación, es decir, los ingresos que nos dan, son superiores al coste de las mismas. Y esto es así porque:
- Nos permite recuperar clientes que habíamos perdido por mala imagen, así como atraer a nuevos.
- Nos ayuda, como hemos visto, a reducir nuestro consumo energético, tanto en el ámbito de la eficiencia de la maquinaria en sí, como del aislamiento térmico.
- Nos reduce el coste periódico en mantenimiento, muy elevado en vitrinas antiguas por su deterioro normal.
- Nos permite conservar mejor el producto reduciendo los casos de corte en las cadenas de frío o humedades excesivas.
El estudio de cada caso concreto es primordial para saber si debemos renovar nuestras vitrinas. No obstante, siempre debemos tener esta opción siempre presente, ya que, en estos casos, una actuación tardía suele conllevar muchas pérdidas.
¿Cuáles son las vitrinas más recomendables?
Diversos profesionales del sector coinciden en recomendar vitrinas con la última tecnología y con un aspecto moderno y profesional. Depende de nuestro negocio y situación que debamos comprar una vitrina u otra. Puedes consultar algunas de las tendencias más utilizadas y recomendadas actualmente en la web de uno de los proveedores españoles de vitrinas por antonomasia.